Carli una
jovencita sumisa Parte I
Carli era una joven risueña, de rasgos llamativos, su
piel era de un tocó acaramelado, sus ojos eran negros, grandes y brillantes
(ojos de Luna, cómo dirían algunos sabios), su cabello era ondulado y rebelde,
pero le daban un aire bastante sexi, su cuerpo el cual no mostraba mucho
(debido a que había sido criada de una manera tradicional y bastante anticuada)
su cuerpo solo ella y un fugaz novio lo había podido admirar, tenía piernas
gruesas y llamativas, muslos fuerte, glúteos redondos y duros, no era delgada,
pero tampoco gorda, estaba en un punto de equilibrio, sus senos eran pequeños,
con aureolas pequeñas y pezones puntiagudos de un tono más oscuros que su piel
Carli dentro de su familia era vista como rara pues
tenían un corazón aventurero y una mente curiosa, aunque ambas cosas solo podía
satisfacerlas en su imaginación, pues como dije, su familia y su crianza casi
nada le permitían, ya que todo era malo según sus padres. A la edad de 18 años
y luego de haber obtenido notas más que sobresalientes, sus padres decidieron
enviarla a vivir con una tía en la gran ciudad ya que Carli había sido
seleccionada para estudiar en una universidad. El día que le tocó despedirse de
sus padres para ir a la cuidad, Carli estaba sumamente emocionada, pues por
primera vez saldría de su pueblo sin la estricta vigilancia de sus padres, el
viaje le pareció hermoso disfrutando del paisaje e imaginando cómo sería su
nueva vida, su universidad y fantaseando con las diferentes aventuras que
viviría.
Cuando llego a la ciudad fue recibida por su tía y su
prima menor, fueron a casa y luego de instalar su tía le comento que al día
siguiente comenzaría a trabajar con ella y una semana después comenzaría sus
clases, esto de entrada copo todo el tiempo de Carli, limitando su tiempo libre
a los fines de semana luego de realizar todas las tareas de casa, para que así
su tía le diera permiso de salir y conocer otros lugares y a otras personas.
Las semanas transcurrieron, el día a día Carli era
bastante agotador, entre las clases por la mañana, su trabajo con la tía por
las tardes y el hacer sus tareas y estudiar por las noches terminaba agotada.
Se había interesado en un chico, pero este no la miraba, estaba como casi todos
los muchachos de la facultad embobado con una chicha de otro semestre y
capitana del equipo de Voley ball. Carli ya era una mujer, su cuerpo
desarrollado le pedía ciertas cosas, pero cada vez que recordaba cómo fue su
primera vez con aquel jovencito de su pueblo, terminada decepcionada, luego
pensaba en aquel chico de la universidad y cómo este estaba embobado con
aquella niña rubia pija y pensaba que aquello del amor, el sexo y otras tantas
cosas que pasaban por su mente no eran para ella, aunque no podía negar que
habían muchas cosas relacionadas con el sexo que le causaban curiosidad y que
en más de una ocasión había fantaseado con realizar.
El destino y el azar son inciertos y nadie sabe lo que
pasará al día siguiente y eso fue lo que le pasó a Carli, un día al llegar de
la universidad, se le hizo algo tarde para llegar al trabajo con su tía, así
que no pudo pasar por casa a cambiarse de ropa sino que fue con la ropa de
deportes que tenía, pues ese día había hecho deportes en la universidad, nada
más entrar en la oficina de su tía sintió aquel perfume varonil, el cual la
encanto, pero cuando vio a aquel hombre se quedó casi paralizada, era alto,
cercano a los dos metro, tenía el cabello corto, casi rapado, con barba bien
arreglada y una mirada que cuando Carli la vio, se sintió desnuda, aquellos
ojos eran tan profundos y penetrantes que la hacían sentirse indefensa delante
de aquel hombre.
Su nombre era Eduardo y era un conocido de su tía,
tenía 34 años y ese día había ido a la oficina a conversar sobre un apartamento
que deseaba comprar, al ver a Carli no pudo evitar repasarla de pies a cabeza,
le pareció tan delicada e indefensa, pero a la vez noto en sus ojos cierto
brillo de rebeldía que poco a poco se apagaba. Eduardo estuvo hablando un rato
más con la tía de Carli y quedó en que en un par de días iría a ver el apartamento,
pero como dije, el destino y el azar son inciertos y dos días después de aquel
encuentro, la tía de Carli le dijo que no podría ir a mostrarle aquel
apartamento pues tenía otras citas de trabajo y por ende necesitaba que Carli
fuese a mostrarle el apartamento a Eduardo su amigo, Carli cuando escucho esto
nuevamente sintió aquella sensación en sus cuerpo como en el momento que
Eduardo la miró fijamente en la oficina.
A las 3 de la tarde en punto y con aquel perfume que
la cautivo en la oficina llegó Eduardo al lugar indicado, Carli lo guío por los
alrededores de el conjunto residencial y le iba explicando todo cómo le indico
su tía, a todo esto Eduardo no había emitido nada más que el hola inicial, con
aquella voz que parecía de truenos, cuando Carli la escucho se estremeció.
Llegó el momento de entrar al edificio y ver el apartamento, ella le mostró
cada habitación y zona del apartamento, al finalizar, ella quedó sin palabras
cuando Eduardo le dijo:
-Me ha gustado, ¿aceptarías ir por un café?
Carli iba a decir que no, pero su boca fue más rápida
que sus pensamientos.
-Ok.
Fueron al carro de Eduardo y el la llevó a una
cafetería que Carli no conocía, la misma era en si una biblioteca con un
ambiente bastante acoger, de entrada a ella le encantó, pidieron unos cafés y
postres y hablaron un rato, pero en medio de la misma Carli recibió una
llamada.
-Alo?
-Carli dónde estás, ¿porqué no atiendes mis mensajes?
Era su tía y sonaba muy molesta, Carli por miedo le
respondió que ya iba en camino y se fue dejando a Eduardo así sin más.
Carli, fue rápidamente a una parada para tomar un taxi
e ir a la oficina de su tía, al llegar y entrar se sorprendió al ver a Eduardo
sentado con su tía, está al ver a Carli la miró de forma autoritaria y fría, y
justo cuando Carli esperaba un regaño, su tía dijo:
- Eduardo me ha contado que le estabas mostrando el
apartamento y de repente saliste corriendo al recibir una llamada.
Carli miró a su tía y Luego a Eduardo y justo cuando
iba a hablar, Eduardo se le adelanto diciendo:
-Bueno cómo te dije el apartamento me gustó y lo
compraré, esa llamada seguramente fue la tuya jajaja relájate un poco, ve como
la pobre chica viene cansada y asustada jajaja.
-Tia: pero Eduardo, mira que dejarte allí botado y
aparte dejaste tu teléfono en el departamento, esta niña es sumamente
despistada.
-Eduardo: No hay problema, si estás muy ocupada que te
parece si ella va conmigo al apartamento de nuevo, mientras tú resuelves tus
cosas, así yo recupero mi celular y aparte terminó de ver el apartamento.
Tía: ok, siempre te tomas todo tan a la ligera.
Volvió su mirada a Carli y le dijo:
- Vas con Eduardo a recuperar su teléfono, le muestras
todo y le obedeces, luego te vas a la casa.
Carli solamente asintió y siguió a Eduardo luego de
que este se despidiera de su tía, al subir en el carro no puedo aguantarse y
pregunto.
-Carli: ¿Porqué le dijo a mi tía eso?
-Eduardo: la conozco y sé cómo es, aparte de que tú le
tienes algo de miedo y no le dirías que estabas tomando un café con su cliente.
Dime una cosa Carli ¿Me tienes miedo?
-Carli: yo, bueno, este... Claro que no le tengo miedo
Sr. Eduardo, ¿porque le debería tener miedo?
-Eduardo: pues cada vez que te miro fijamente bajas la
mirada y te sonrojas, pero mira, ya llegamos.
Cuando Carli levanto la mirada se dio cuenta que no
estaban en el conjunto residencial donde supuestamente estaba el teléfono de
Eduardo, es más, ella no conocía la zona donde estaban, las casas era muy
bonitas, pero aún así ella no conocía esa parte de la ciudad.
El portón eléctrico se abrió y Eduardo entró, Carli le
pregunto dónde estaban y este le dijo que era su casa, que entraran un momento,
pues el buscaría unas cosas y aparte terminaban el café. Carli estaba nerviosa,
no entendía que hacían en aquel lugar y mucho menos como no se había percatado
que iban en dirección opuesta al apartamento, y todo por aquel perfume que la
embriagaba y aquella voz tan grave y firme que la intimidaba,
Eduardo bajo del carro y le dijo que lo siguiera, ella
sin saber porque, le obedeció, entraron a la casa y Carli observó todo
detenidamente, había orden y todo estaba muy limpio, noto un despechado donde
había estantes con libros, unos muebles y un escritorio de vidrio con una
computadora de última generación, se quedó observando los libros mientras
Eduardo subió a la segunda planta, uno en particular llamó su atención, en el
lomo se leía Marqués de Sade estaba tan absorta viendo el contenido de aquel
libro, el cual narraba una escena donde una clica era dominada y usada
sexualmente por un hombre mayor, que no se dio cuenta que Eduardo la observaba
desde la puerta, este veía como la pequeña Carli tenía los ojos muy abiertos,
mientras se mordía el labio inferior al leer el contenido del libro, sin hacer
ruido se acercó por detrás y dijo:
-Eduardo: ¿Te gusta lo que lees?
Al escuchar aquella potente voz su piel se erizo y se
sorprendió soltando aquel libro.
-Carli: yo... Lo siento... No sabía... No era mi
intenci...
Eduardo no le dio tiempo a hablar, la tomo por la
cintura atrayendo la hacía él, la pegó a su cuerpo y dijo:
-Eduardo: ¡¡Silencio!!
Aquella voz retumbó en el lugar y paralizó a Carli, la
cual no esperaba que le hablara así y mucho menos que la pegará a su cuerpo. Al
recuperarse de la impresión ella trato de hablar diciendo:
-Carli: lo, lo, lo siiiento señor, lo siiiento
Una vez más aquella voz de truenos dijo:
-Eduardo: ¡Silencio!
Carli enmudeció mientras sintió como la mano que
estaba en su cintura lentamente bajo y suavemente comenzó a acariciar sus
glúteos, ella dejó escapar un pequeño gemido por la impresión y trato de hablar
una vez más:
-Carli: Seee Señor ¿Qué hace, por favor suélteme?
Eduardo la miró, y puso un dedo en sus labios
indicándole que debía guardar silencio, esto sin dejar de tocar sus redondos
glúteos, la mano que le indico hacer silencio lentamente acarició su mejilla
para luego bajar y tocar sus senos por encima de su blusa y brassier, Carli se
sentía sumamente extraña, quería correr, pero a la vez tenía una extraña pero
agradable sensación en su cuerpo, sus piernas temblaban, su respiración estaba
acelerada, quería hablar pero sabía que Eduardo le había dicho que guardará silencio
y no quería desobedecerlo.
Por primera vez un hombre tocaba su cuerpo, y vaya que
sabía hacerlo, pues aún tocando encima de tu ropa, sabía exactamente como tocar
y con qué intensidad, mientras que Carli sentía su entrepierna bastante húmeda,
vio como aquel hombre de casi 2mts de altura se inclinó para besarla, beso que
la sorprendió pero aún más se sorprendió al ver como su cuerpo reaccionó solo, entreabrió
su boca para recibir el beso y cerró sus ojos, aquel hombre aumento el ritmo de
sus caricias, ya no solo por encima de la ropa, la mano que acariciaba sus
senos, fue bajo su blusa por su espalda y con total maestría soltó su brassier,
para luego ir de nuevo al frente y esta vez sin nada de por medio acariciar sus
senos, con don dedos pellizcaba suavemente uno de sus pezones mientras ya sus
lenguas bailaban en la unión de sus bocas. Carli se sentía en otro plano, sus
piernas temblaban mientras era besada y manoseada por aquel hombre que apenas y
conocía, pero al cual no podía negarse, no sabía el porqué, pero cuando aquel
hombre le hablaba ella solo podía obedecer.
En determinado momento Eduardo se apartó de ella y le
dijo:
Eduardo: sígueme.
Carli lo siguió escaleras arriba donde entraron en una
habitación, Eduardo le ordenó quitarse la ropa y nuevamente Carli sin saber
porque obedeció. Primero se quitó sus zapatos, luego desabrochó el botón de su
pantalón y lentamente lo fue bajando, se sentía nerviosa y apenada, pero aún
así continuó hasta sacarlo completamente, iba a retirar su tanguita negra de
encaje justo cuando Eduardo le hablo y le dijo:
- Eduardo: eso déjatelo puesto, quítate la blusa y el
brassier
Ella obedeció, era la primera vez que alguien ajeno a
ella veía sus senos y su cuerpo de aquella manera, pues aquel novio del pueblo
aunque le había arrebatado su virginidad, lo hizo mientras ella tenía un
vestido puesto, así que no había visto su cuerpo. Carli se mordía el labio
inferior y tenía la mirada clavada en el piso hasta que Eduardo le dijo:
-¡Mírame! ¿Deseas que te haga mía?
Carli solamente asintió y Eduardo se posó frente a
ella, acercó su rostro y comenzó a besarla de nuevo, lentamente bajo a su
cuello, por donde paso su lengua, Carli suspiraba y se sentía sumamente excitada,
su piel estaba erizada y solo deseaba que aquello no terminara, Eduardo se
sentó en el borde de la cama y coloco a Carli sobre él con sus piernas a sus
costado, una mano nuevamente acariciaba sus nalgas, pero sin nada de por medio
mientras la otra pellizcaba el pezón que estaba libre pues el otro era lamido y
recibía pequeños mordiscos, luego cambio de pezón para luego una vez más subir
y besar sus labio, él se levantó con Carli en brazos y la posó sobre la cama,
una vez más comenzó a besar su cuello y fue descendiendo, beso su abdomen, su
vientre y sus delicados muslos, lentamente separó sus piernas y sintió el aroma
que venía de su parte más íntima, estaba sumamente húmeda, tanto que se notaba
claramente en la prenda íntima, sin decir nada Eduardo toma por los costados su
tanguita y se la quitó, ante sus ojos apareció su vagina con una pequeña línea
de bellos, se notaba que Carli los recortaba y mantenía higiénica su zona
noble, sin darle tiempo a reaccionar Eduardo bajo una vez más y con su lengua
rozo el hinchado clítoris de la joven, está al recibir la caricia arqueo su
espalda pues había sentido una descarga eléctrica recorrer su cuerpo, a la
primera lamida se sumaron otras, Carli no podía creerlo, esto era demasiado,
jamás imaginó tales sensaciones y en medio de lamidas y el sonar de sus propios
gemidos, estalló en el primer orgasmo de su vida, fue tan intenso que le cortó
la respiración y sus ojos quedaron en blanco, su cuerpo era atacado por
espasmos y aquella sensación eléctrica recorría todo su cuerpo, Eduardo sabedor
de lo que ocurría la dejo tener su orgasmo tranquilamente y que luego se
relajara un poco, cuando vio que la chica están ya en condiciones de nuevo le
dijo:
-¿Has hecho una felación?
Carli había visto una vez un vídeo, y sabía a lo que
Eduardo se refería, pero lentamente negó con la cabeza, Eduardo sonrió y le
dijo, tranquila, yo te guiare.
Eduardo se levantó, se quitó su camisa y luego hizo lo
mismo con su pantalón y su bóxer, Carli se sorprendió muchísimo al ver aquel
miembro masculino, se veía largo y bastante grueso, él le ordenó tomarlo con su
mano, pero ella dudo, él tómala mano de la chica y la llevó hasta su miembro,
Carli se sorprendió al notar que a pesar de verse tan firme, era suave al tacto
y muy caliente. Eduardo le indico cómo debía pajearlo lentamente y luego le
dijo:
-¡Bésalo!
La chica acercó sus labios, una vez más se sentía
sumamente nerviosa, con lentitud y obedeciendo las indicaciones de Eduardo poco
a poco comenzó una mamada, su primera mamada, para ella era algo raro pero le
gustaba sentir aquel miembro en su boca, era caliente y ver cómo Eduardo
demostraba que le gustaba lo que hacía, la animaba a hacerlo con mayor
entusiasmo, luego de un rato mamando aquel miembro, Eduardo la alejo y le dijo
que había llegado el momento, que la haría su mujer.
Boca arriba, con las piernas separadas Carli veía como
Eduardo pasaba su miembro por en medio de sus labios vaginales y rozaba su
clítoris, el cual estaba ya fuera de su capuchina dejando claro que Carli
estaba nuevamente excitada a tope, Eduardo posó el glande en la entrada de
Carli y suavemente la fue penetrando, a Carli le causó un poco de dolor, pues
apenas era la segunda vez que un hombre entraba en ella y había una clara
diferencia en el miembro de Eduardo el cual era mucho más grande y grupo que el
de su ex novio de la adolescencia, sin embargo aunque le dolía, ella no quería
parar, algo le decía que todo lo que había sentido hasta ahora no se compararía
con lo que venía. Lentamente Eduardo comenzó con las penetraciones mientras la
chica se acostumbraba a su tamaño, llegado cierto punto y viendo que Carli de
forma instintiva movía su cadera, el fue acelerando sus penetraciones. Ella una
vez más comenzó a venir, sus manos se aferraban a la espalda de Eduardo incluso
rasguñándolo, pero este no se inmutó, el continuaba penetrando a la jovencita y
viendo cómo está disfrutaba.
En un momento el saco su miembro, ella se sintió vacía
él le pidió girarse y ponerse en cuatro, ella obediente adoptó la posición y
nuevamente fue penetrada, solo que esta vez con una estocada certera la cual le
arrancó un gemido ronco, Eduardo la tomo por la cintura mientras comenzó a
penetrarla de forma fuerte, firme y rápida, la chica no daba más y nuevamente
terminó en un orgasmo, solo que esta vez Eduardo no sé detuvo y continuo penetrándola,
Carli gemía muy fuerte y incluso algunas lágrimas salieron de sus ojos por
tanta emoción, Eduardo saco su miembro al tiempo que vacía a su simiente sobre
la espalda de la chica, ambos cayeron rendidos en la cama, sus respiraciones
eran agitadas y sus cuerpos estaba cubiertos de sudor.
Carli no supo cuánto tiempo había pasado, se despertó
y escucho a Eduardo hablando por teléfono:
Eduardo: Si, ya tengo el teléfono, disculpa que tú
sobrina no te aviso, su teléfono se descargó y tardamos más de la cuenta pues
le pedí que me mostrará todo el conjunto a detalle para terminar de convencerme
de la compra del apartamento.... Sí claro, ya estamos terminando, un nos
minutos salimos para allá, disculpa tanta molestia, yo me encargo de dejar a tu
sobrina frente a tu casa, muchas gracias.
Eduardo la miró y le dijo:
-Hora de levantarse, ve a ducharte rápido y nos vamos
que tienes que llegar antes que tu tía a casa.
Carli obedeció y en menos de 15min estaban en el carro
saliendo a llevarla a su casa, en el camino Eduardo le dijo:
- Debes darme tu número de teléfono, estaremos en
contacto, y nos veremos en el nuevo apartamento, al recibir las llaves te daré
una copia y nos veremos allí cada vez que te llame, ¿Entendido?
Carli solo sonrió y dijo:
- Okis.
Llegaron a su casa y antes de bajar ella anotó su
WhatsApp en el celular de Eduardo y luego bajo rápidamente y entro a casa.
Continuará....

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